Alergias e intolerancias
Algunos organismos son hipersensibles a su entorno exterior. Los ácaros del polvo, el polen, la comida... Los elementos que pueden ser sentidos como agresiones por el cuerpo se encuentran en todas partes en la vida cotidiana. En respuesta a estas sensibilidades, el organismo puede desarrollar alergias e intolerancias, desde las más benignas hasta las más peligrosas.

¿Por qué tenemos alergias e intolerancias?
Cada organismo tiene su propia sensibilidad y ofrece respuestas más o menos equilibradas a su entorno exterior. Por ello, las alergias e intolerancias son numerosas y están muy extendidas. La OMS (Organización Mundial de la Salud) clasifica las alergias como la cuarta enfermedad crónica más común del mundo. Existen miles de alérgenos, cuya presencia es inherente a nuestra vida cotidiana y va en aumento debido a la contaminación industrial y climática. Pero, ¿cómo se manifiestan estos trastornos?
La alergia es un mecanismo de defensa del sistema inmunitario. Se produce cuando el organismo desarrolla una sensibilidad patológica y permanente a una sustancia extraña (alérgeno). Al entrar en contacto con ella, ya sea por inhalación, ingestión, contacto con la piel o picadura, el sistema inmunitario reacciona de forma exagerada y libera sustancias inflamatorias. Según el tipo de alergia, éstas provocan diversos síntomas: estornudos, asma, urticaria, etc.
A diferencia de la alergia, la intolerancia no afecta al sistema inmunitario, sino al metabolismo. Debido a una sensibilidad a un alimento, el cuerpo no es capaz de producir la enzima necesaria para su correcta digestión. Entonces, esta enzima falta, está inactiva o en cantidad insuficiente. Los síntomas son, por tanto, digestivos.
Algunas reacciones alérgicas son muy rápidas y virulentas. Esto se llama shock alérgico o anafiláctico. Este es el caso, por ejemplo, de la forma extrema de angioedema, en la que las dificultades respiratorias pueden llevar a la muerte. Pero muchos síntomas alérgicos son más difusos en su forma de manifestarse y no siempre es fácil identificar el origen. En el caso de las intolerancias alimentarias, a veces incluso se subestiman los síntomas antes de tenerlos en cuenta.
¿Cuáles son los problemas relacionados con las alergias e intolerancias??
Alergias alimentarias
La alergia alimentaria se desencadena por la ingestión de un alimento. La mayoría de las veces se produce antes de los 4 años, cuando los sistemas inmunitario y digestivo aún se están desarrollando. Los síntomas aparecen muy rápidamente (entre 2 horas y 48 horas después de la ingestión) y pueden ir de leves a graves. Dependiendo de la sensibilidad del organismo, cualquier alimento puede convertirse en un alérgeno potencial: frutos secos, especias, huevos, fruta, etc.
Alergia al polen
La alergia al polen (o polinosis) afecta a una cuarta parte de los trastornos alérgicos y es, por tanto, una de las más extendidas. Esta alergia respiratoria, causada por la inhalación de alérgenos (según la estación del año: polen de árboles, de hierbas o de flores), suele provocar síntomas como: rinitis alérgica, asma, conjuntivitis, tos, estornudos...
Otras alergias
Hay muchas fuentes de alergias. Los ácaros del polvo, el pelo de los animales y el moho son neumoalérgenos: al igual que el polen, afectan al sistema respiratorio. Algunos materiales como el níquel, ciertos perfumes o componentes de los cosméticos pueden provocar alergias de contacto. Los medicamentos también son alérgenos, ya sean ingeridos, inyectados o aplicados sobre la piel. Las picaduras de insectos (avispas, hormigas, etc.) pueden provocar reacciones alérgicas de leves a graves. También hablamos de las alergias profesionales, relacionadas con la frecuencia de exposición a determinados alérgenos como el látex de los guantes médicos, los productos químicos, los productos de limpieza, etc.
Intolerancia al gluten / Enfermedad Celíaca
La enfermedad celíaca es una intolerancia intestinal al gluten. Cuando se ingiere, esta proteína, presente en ciertos cereales (trigo, cebada, centeno, avena), provoca la inflamación y la destrucción de los pliegues de la pared del intestino delgado (vellosidades), normalmente responsables de la absorción de vitaminas y nutrientes. Los trastornos digestivos, la anemia y el dolor abdominal son algunos de los síntomas de la intolerancia al gluten.
Intolerancia a la lactosa
La intolerancia a la lactosa debe distinguirse de la alergia a las proteínas de la leche, en la que el organismo rechaza el alérgeno. En el caso de la intolerancia a la lactosa, el metabolismo tiene dificultades para digerir el azúcar que contienen la leche y los productos lácteos debido a una enzima deficiente, la lactasa. Los síntomas de esta intolerancia son problemas digestivos (hinchazón, gases, calambres, diarrea, etc.). La causa de esta intolerancia varía según la edad.

Terapias alternativas recomendadas para aliviar alergias e intolerancias
Cuando una alergia o intolerancia no provoca una reacción grave, sigue siendo un trastorno que, poco a poco, puede agotar la vida cotidiana o exigir numerosas adaptaciones del estilo de vida. Las medicinas alternativas pueden ayudar a identificarlos y calmarlos.